lunes, agosto 15, 2005

"¡Ay laik bery munch to lo que vié damerica!"


Algunos de los nacidos en mi decenio se visten como los de Idaho, comen lo mismo que los de Idaho y piensan menos que los que viven en Idaho.
¿Por qué? ¿Acaso son de Idaho, tienen familia en Idaho, o han estudiado tanto sobre Idaho como para querer ser de allí? No, ¿no? Son españoles cuyas familias también lo son y, por supuesto, no saben un carajo de Idaho.
¿Entonces por qué parecen de Idaho? No sé. Copian, copian y copian.
He llegado a pensar que no les gusta nada el lugar y la cultura que les ha tocado vivir y por eso simulan ser otra cosa. Pero es que yo lo pienso, como coetánea que soy, y no le veo nada de malo. Más que nada porque todo lo malo que podría haber sido, ya lo evitaron otros mientras yo nadaba junto a algunos espermatozoides amigos. ¿Globalización? Puede ser, pero la verdad es que he estado en lugares igualmente globalizados y en ninguno he contemplado la burrez que observo aquí, en mi querida España.
A lo mejor las hamburguesas contienen una sustancia exterminadora de neuronas. A lo peor es que ya no quedan neuronas. ¿Serán las Converse? ¿Será el Hip-Hop? ¿Será que cada vez somos más tontos y por eso se nos olvida que nuestros abuelos llevaban boinas, trabajaban en el campo y llamaban a las cabras por su nombre propio? Será, será, será… Será que sí, que nuestra inteligencia se muere un poquito más cada día, y como nos da vergüenza, fingimos ser de Idaho, para que la estupidez no se nos note tanto.
¡Por favor! ¡Ayuda! Que alguien venga (o vuelva de su descanso eterno, qué sé yo) y nos repita una y otra vez qué es lo que somos y de dónde venimos. Que vuelvan las lentejas, las alubias, el bacalao al pil-pil y los garbanzos con chorizo. Que no desaparezcan las ropas de mercadillo, mi abuela, los paisanos, las huertas, el gotelé y el vino. Por dios, si estoy por ligarme los ovarios sólo por evitar tener retoños que jueguen al basket en un patio con rejas.
En fin. Imiten señores, imiten. A ver si se les queda la misma cara de listo que al guapo de la foto. La verdad es que, aunque sea por desgracia, me voy a tener que reír mucho.